El microblog, más que una tecnología para publicar, permite acceder al nuevo trabajo en red en la web social. De esta manera, los periodistas pueden hacer crowdsourcing con sus propias audiencias, así como trabajar en red con otros periodistas.
Recordemos que en la comunicación interactiva hipermedial la relación primaria no es entre el emisor y el receptor del mensaje sino que se da en el ambiente mediado en el cual se da la interacción. Así, pasamos de un ecosistema de escases de información a uno de superabundancia.
Dicho lo anterior, el microblog significa participar en la web en tiempo real, donde la información se actualiza constantemente, lo cual le da a los periodistas un mejor panorama de lo que pasa en línea en cada momento.
Uno de los servicios de microblog y actualmente el más popular es Twitter que, más que una red social, hoy se le denomina plataforma de información y desde este punto de vista es la manera más rápida para que un periodista o medio reporte noticias de última hora o promueva otro trabajo.
Sin embargo, este es solo un componente, porque la web 2.0 es conversación, es decir, estas plataformas son bidireccionales y le exigen al periodista comunicarse con su audiencia, conocerla, perfilarla y segmentarla, retroalimentarse de esta.
Publicar primero, filtrar después
Clay Shirky, investigador de las implicaciones de la web social y profesor de la Universidad de Nueva York, dice que ahora se trata de publicar primero y filtrar después.
Este proceso que se da a través de ese flujo de información en tiempo real le exige al periodista afinar el rigor en la reportería y verificación de datos (muchos falsos rumores) que circulan en esas plataformas de información como Twitter. En otras palabras, se trata de la labor editorial de curaduría de contenidos para recopilar, seleccionar, verificar, analizar y compartir. De esta manera, el periodista asegura tener la información y publicar en el instante el ‘titular’. A partir de ahí comienza a desarrollar la noticia.
En este ecosistema de superabundancia de información, el papel del periodista es relevante y debe aprovechar las cualidades del ciberperiodismo (hipertextualidad, multimedialidad e interactividad) y ponerlas al servicio de la producción de contenidos profundos que trasciendan los meros 140 caracteres.
En Twitter circula el ‘titular’ y el enlace al contenido con el desarrollo de la información. Como en el caso de Wikipedia, esos datos son el punto de partida para que el periodista comience a investigar, a contrastar y a verificar la información, no son el punto de llegada.
Esto requiere entrenamiento y habilidades por parte del periodista para ayudar a ordenar ese caos, a extraer los datos (separar el trigo de la paja), procesarlos y contextualizarlos con el fin de entregar valor agregado a sus audiencias.
Así mismo, requiere nuevas rutinas periodísticas para que los medios trasciendan la antigua participación que hoy camuflan con un hashtag acompañado de pregunta (sobre tema del día o algún asunto relacionado con el canal) o urna virtual que no son más que un tradicional ‘vox pop’.
Esas nuevas rutinas deben estar acordes con el reto que hoy tienen los periodistas de informar con la gente. No es el futuro, es la realidad actual. Esto exige entrenamiento para poner al servicio del periodismo los nuevos métodos para reportar como el crowdsourcing (reportería distribuida), el periodismo de código abierto (transparencia y colaboración, de ahí la utilidad de blogs y microblogs), y el ‘hazlo por ti mismo’ –forma no filtrada de periodismo colaborativo en la que la audiencia publica directamente en el mismo sitio web del periodista–.
El reto para el periodista
Bajarse del pedestal en el que ha estado siempre el periodista para informar (publicar mensajes), dentro del paradigma anterior de comunicación vertical, es el reto y el primer paso para adaptarse al nuevo paradigma de la comunicación que pasa de las 5W a las 6W. Esa sexta W es el ‘We’ (NOSOTROS) como protagonista.
Al fin y al cabo el periodista se debe a su audiencia y no puede seguir ignorándola al hacer periodismo relevante para su comunidad y que esta también participe a la hora de establecer la agenda informativa: es una forma de aprovechar ese capital social. Además, que a partir de esa comunicación bidireccional periodista-audiencia se construya de manera colaborativa esa información relevante al servicio de la ciudadanía, no de los dueños del medio.