Colaboración, la esencia de internet

La esencia de internet es la colaboración, así lo ha sido desde su creación cuando se juntaron los conocimientos de científicos, profesores, estudiantes y técnicos de universidades y empresas.

La creación del computador personal y la triple W también han permitido el desarrollo de la cultura colaborativa porque contribuyeron a democratizar el acceso a estas tecnologías a quienes no eran usuarios avanzados.

Estos desarrollos tecnológicos conllevan la cultura de internet, cuyos valores se fundan en la democratización del conocimiento y su libre circulación.

Así surgieron muchas empresas y comunidades en línea que comprendieron la esencia de internet, como Wikipedia o el caso de Taringa, con su eslogan: inteligencia colectiva, concepto que se opone a que el conocimiento viene desde arriba (la universidad, los expertos) y reconoce que nadie sabe todo y que cualquiera sabe algo, según lo define Pierre Lévy, filósofo de la cibercultura.

Estos sitios sociales conocidos popularmente como web 2.0 -que no es una actualización técnica de la www- son importantes porque son el resultado de la forma en la que desarrolladores de software y los usuarios finales comenzaron a usar la www, ya no como una plataforma en la cual el contenido y las aplicaciones son creados y publicados por individuos, sino que son constantemente modificados por todos los usuarios en una creación participativa y colaborativa.

De ahí la importancia del Contenido Generado por el Usuario (CGU), que es la suma de todas las formas en que las personas hacen uso de estas plataformas sociales para intercambiar información, experiencias y perspectivas.

Además de derrumbar las barrera geográficas, estas plataformas permiten la creación de nuevas comunidades en línea, facilitan la comunicación de las ideas que apasionan a los usuarios y conecta a personas con ideas afines en el mundo.

Como estas plataformas digitales no tienen razón de ser sin las personas, como comunidades organizadas requieren unas normas de comportamiento que permitan una convivencia civilizada y de respeto por las leyes. Este es quizá el reto más sensible en el ciberespacio, donde la cultura de internet basada en la libertad es confundida por muchos con prácticas ciberlibertarias.

De ahí que las políticas de estos sitios tiendan cada vez más a dejar claro, a quienes quieran ser miembros de estas comunidades, no violar los derechos de autor. De esta manera, cuando publican enlaces de descarga que infrinjan derechos de autor, los administradores del sitio web pueden eliminarlos.

Sin embargo, el hecho de que en ocasiones algún usuario publique un enlace de ese tipo, no debe ser una causa para satanizar la plataforma y la comunidad, ya que muchos de los contenidos compartidos pertenecen a ellos mismos, quienes aprovechan estos espacios virtuales para compartirlos.

Lo que se debe es encontrar un punto medio en el que convivan el copyright y el copyleft. Debe haber balance entre los derechos de autor y el conjunto de límites y excepciones a esos derechos como la cita, el derecho o excepción de ilustración de la enseñanza, entre otros. Esto con el fin de que el conocimiento circule libremente bajo parámetros de respeto y convivencia.

No olvidemos que la web tiene que ver con nuestra necesidad más antigua: conectarnos y hablar con otros, con nuestras propias voces y acerca de lo que nos importa. Y también, compartir y construir conocimiento de forma colaborativa.

Nota: este post fue publicado por el autor de este blog en el periódico elcolombiano.com el 28 de noviembre de 2012, con el título: Colaboración y balance: la esencia de internet.